¡PORQUE NO PUEDO GRITAR!


¿Qué por qué lloro? Pues eso, ¡porque no puedo gritar! Es la única razón y la única verdad. Si te cruzas con un desconocido que te ha dicho o hecho algo, y no te ha gustado… seguramente ¡le gritas! Y además lo haces con poca educación, con descortesía y con mucho ahínco, al menos la mayoría de las veces, bueno, vale, vamos a dejarlo en algunas ocasiones, imagínate en el borde de la acera, un día de lluvia, un charco cerquita… un coche que viene a más velocidad de lo permitido…. ¡ah! Ves, en algunas ocasiones si somos descorteses.

Bien, aclarada la situación de ser capaces de gritar, viene la segunda parte. Entonces, si te sientes lastimada por un ser querido, lo cual tampoco tiene mucho que ver con el conocimiento del mismo en el citado individuo, al que acabamos de llamar ser querido. Es decir, que igual no tiene idea de lo que ha hecho… Suele pasar que él, no sepa por dónde van los tiros. ¡Si, claro! Ahora viene aquello de Ellos son de Marte y nosotras… ¡Manda…..! Seguro que los de Marte saben, al menos, preguntar. Bueno, sí, preguntar… los nuestros también preguntan, sobre todo aquello de “¿qué pasa…?”. Y con esa frase ya han cumplido. Nuestra mirada triste y llorosa como dice la canción, nuestros ojos caídos… ¡si te descuidas nos damos de bruces por no mirar enfrente! Y otras actuaciones, digo actuaciones porque para ellos sólo son eso…

A ver, entiendo ante un momento quejumbroso, no hace falta, aunque tampoco sabrían pienso yo, darle tantas vueltas y vueltas como hacemos nosotras, vale bien… al menos la mayoría, pero quizás… un poco de énfasis? ¡Ya! ¡ya! Claro, eso equivale a más lágrimas por nuestra parte, y… vaya momento para llorar, ¿verdad? En medio de la carrera de F1, o cuando iban a salir a por tabaco… ¡Lo siento mucho de verdad! Pero entre lavar, cocinar, tender, planchar, escuchar los deportes – por hacer ver que estoy a tu lado –, estudiar con los niños, comprar, atender el timbre de la puerta, para cuando sales está el papelito del mensajero pegado en el buzón, lo cierto es que estoy cada vez más convencida que estos mensajeros, primero pegan el papelito y luego tocan el timbre, mientras ya se van… Total, si  
añades el ir a la farmacia, al súper, el intentar no parecer un familiar Casimiro… (que ven mis ojos, niños pequeñuelos personas ….. ¡Ese sí!). Total no queda mucho tiempo, no. Y cuando mis hormonas… ¡qué carajo! Y cuando mi mal genio sale a la superficie, en milésimas de segundo claro, ríete del coche ese del tal Fernando… Pues, resulta que vaya momentito que has escogido… te dice y te miran cómo… ¡Sí! ¡Sí! Te echan un miradita que… ¿Pues sabes…?

¿Sabes qué…? Que me importa…, que me im-por-ta…. Voy a dejar la frase por terminar puesto que no voy a dar el gusto de aparte de descortés y maleducada, empezar a ser grosera, pero ya os imagináis lo que me puede importar ¿cierto?. ¡Pues eso!

¿Y mi cena de cumpleaños? De parejita, claro. Los niños se quedaban… En fin… Mejor no os lo cuento… ¡Ah! Y ¿mis flores del Día de la Madre? Al tanto, esa fue buena, ¡lee! ¡lee! Me dijo… cuando vayas a recoger lo de mi madre, te coges las tuyas… ¡Perdona! Estoy empezando a pensar de manera grosera…  y algo mal hablada… ¿Qué cuando vaya a coger la planta para tu madre… que recoja mis flores??!!! Va de co-ña, y pongo la Ñ, que escribo en castellano!! ¡Para eso está!


Venga ya, por favor, no me preguntéis si fui a por ambos regalos, de hecho la planta la había reservado y pagado YO una semana antes… así que… Pero, para quienes no podáis aguantar la incertidumbre… no fui ese día a la floristería, no quería ir a por la plantita ni a por el fabulosi-si-si-si-mo ramo de flores… ¿y sí no estaba reservado? Si, claro… ¡vaya panda de confiad@s! ¿Os podéis imaginar que cara la mía, si voy y… ? Mejor lo dejé al azar.

¿Dime? ¡Ah! Si… si que tuve un ramo de flores el día de la madre, con la tarjetita correspondiente que decía algo como “Este detalle es una insignificancia comparado con tu grandeza como madre…”

¡Claro! Qué-bo-ni-to… Por cierto, ¿Se referirá con eso de “grandeza” a los kilos que he puesto de más, y que no hay manera humana de quitarme de encima? ¡Ah! De verdad piensas qué es por mi labor de madre? Ay amig@ estás muy enamoradit@ ¿eh? Pues nada a disfrutar…

En fin, ya está, un buen deseo y un propósito conseguido. Gracias a todos por haber estado ahí. Lo cierto, es que gritarle no le he gritado, pero gracias a vosotr@s blogueros, por este ratito, por estar al otro lado de la pantalla del pc. Yo sé que me entendéis, y sólo por estar ahí, habéis conseguido que se hayan ido mis ganas de llorar. Se me han secado ya las lágrimas y he vuelvo a colocar una sonrisa en mi cara.


 
…y me voy a planchar que dentro de un ratito tengo clase!

Comentarios

Entradas populares de este blog

DE ESTA SALIMOS SEGURO!!!

Un cuento para la resiliencia

Primer domingo de mayo...