UNA TRAVESURA MÁS….?




Hay momentos en que una madre, como medio abducida por un alien al que vamos a llamar… instinto maternal (por ponerle un nombre…) reaccionamos como jamás hubiéramos pensado hacerlo en situaciones algo… críticas. Todo hay que decir que esta reacciones en ocasiones son muy buenas y en otras… menos buenas!, para que engañarnos! La historia que os voy a contar, sucedió hace unos días, en mi casa, con mis dos hijos, una víspera de fiesta. Antes de empezar a contaros que ocurrió, os voy a presentar a mis dos hijos...
estos son mis hijos!!!
Vamos a ponernos en situación, once de la noche, tranquilamente sentados mi marido y yo en sofá, viendo no recuerdo que, algo ya cansados por la hora que es, y sinceramente a punto de irnos a la cama. Arriba mis hijos jugando… o viendo la tele, mañana no hay ni cole, ni trabajo (de fuera de casa, claro, las mamas me habéis entendido verdad?). Bien, lo dicho, mis hijos arriba jugando o al menos eso pensaba yo. De pronto baja mi hijo mayor, y apoyándose en el respaldo del sofá, donde también estaba mi espalda, me dice: “-hola, mama! Mira! hay un niño nuevo en la casa!”. Esto… No vale a asustarse! Pues ya lo hice yo por vosotr@s. Conforme me daba la vuelta para mirarlo, iba asimilando sus palabras, “un niño nuevo?”, “un pequeño ladrón?”, “un pequeño Casper?[1]”. Dios mío… “- que dices… cariño?”, aún le pude preguntar mientras me daba la vuelta. Os recalco lo de “aún” puesto que cuando le tuve frente a mí, me quede sin habla, y ya se que es una frase hecha, pero también la pura realidad del momento.
MI HIJO había cogido unas tijeras y delante del espejo se había cortado el pelo, y como cantaba Sinatra At your way (ya se! Ya se! Que la canción no era así, pero… como que viene al pelo, bueno mejor cambio la frase…). Lo dicho amig@s, mi hijo se había cortado el pelo, dejándose incluso circulitos en su preciosa ya no cabellera. MI reacción? Increíble! De verdad, de verdad! No me considero una mama de estas tranquilitas, que nunca gritan, y que tienen serenidad en todo momento, yo, lo cierto, es que en muchas ocasiones necesito tiempo para tener serenidad, pero cada una es como es! O no?. Bueno, recordándoos que me había quedado sin habla… pues eso que me quedo mirándolo como pensando esto es un sueño, o peor… una pesadilla!. Sentí como un montón de soluciones pasaban por mi cabeza, pero… si no había pelo para  solucionar!. ¿Os habéis fijado en el pelo que tienen mis hijos en la primera foto, verdad?. Ya… eso es… Pues… el chavalín al ver mi cara, supongo que relacionó que esto de saber lo que está bien y lo que está menos bien, como que … no coincidíamos en su significado. Mi marido se levanto, preguntándole ¿Qué has hecho?, a lo que el nene solo pudo articular en voz bajita… “nos – HE-MOS-cor-ta-do el-pe-lo-…-…”. Tuve un lapsus… Perdón? “HE-MOS-…?”, un suspiro que me sale del alma, de estos profundos, de los de verdad, vaya!…. Mi marido se sube arriba y le oigo decir... (lo cierto, es que si intentáis recordar, también le oísteis vosotr@s...) “-¿que ha pasado?, -¿Pero por que has dejado que te corte el pelo?, etc. Etc. Casi que prefiero darle a la tecla Supr de mi cabeza, y no recordar el resto del monólogo de mi queridísimo marido... Mmmm… Subí y lo ví… allí estaba… mi hijo pequeño parecía salir de una película de indios y vaqueros, cuando los indios rapaban las cabezas a los malos, ¿sabéis no?…
Un detalle, mi hijo pequeño fue tan culpable como mi hijo mayor, obvio!. Nadie había obligado al pequeño a cortarse el pelo, siendo en este relato la palabra nadie sinónimo de hermano mayor. Ok? Bien, bien.. pues cuando llegue arriba y vi a mis hijos, los cuales ya habían optado por hacer un pipi y marcharse a la cama… pues cuando vi la cabecita de mi osito[2], he de confesar (como dice la canción…) que me cayeron las lágrimas. Aún suspiro hoy al recordar ese momento tan especial. En fin, se acostaron y yo al poco me marche a la cama. Vaya! Las dos de la madrugada… las tres y media… las … pero vamos a ver, me dije a mi misma!!! Tanto libro y tanta historia… ¿no hemos aprendido tod@s que lo hecho hecho esta?, ¿no sabemos tod@s que el pelo vuelve a crecer?, Pues claro! Ay.. ay… Que bonito se ve todo cuando miráis a vuestros hijos.. CON PELO!!!. El castigo correspondiente… al día siguiente era fiesta, pero había ciertos eventos –y no de Facebook- a los que acudir, como un entrene de futbol y una comida con parte de la familia. Bueno, mi madre me enseño muchísimas cosas, y me enseño a hacer frente a la vida, por lo tanto… a lo hecho pecho. Así que, cuando se levantaron, me oí decirles “-Tú al entrene, y tu, has quedado con tus amigos, no? pues a disfrutar!”. Ellos se lo tomaron genial!
mmm... estos tb son mis hijos!!
El castigo también fue que se pagaran con el dinero de sus huchas el “arreglo” de la peluquería, es cierto que así fue, aunque he de decir que mi Miguel Angel no tiene nada que envidiar al Michelangelo Buonarroti, (el de la capilla Sixtina, si!si!), por que lo que hizo este buen amigo, fue una obra de arte con las cabecitas de mis hijos, que para mi, su madre, no tiene precio (a que siguen teniendo una bonita sonrisa? A que si? Pues eso no hay Visa en el mundo!!!). Es obvio que hubieron comentarios sobre primates y demás, pero… Por mi parte les hice saber que era el momento de comprender quién se reía de ellos, y quien con ellos. Y sólo les pedí dos cosas… una, que si los de su tamaño se metían con ellos, habían mil frases que decir, como … el pelo crece y la tontería no tiene cura, o aquella de a palabras necias oídos sordos, y similares; y también les pedí que si un adulto les decía alguna incongruencia me lo hicieran saber, que yo me metería con los de mi tamaño! (aquí la leona, claro!). Y os aseguro que las risitas de algunas madres, haberlas las hubo, o como el comentario de alguna de ellas… “mi hijo eso nunca lo haría…”, “claro! Tan independientes los quiere hacer…”, etc. Etc.
Bueno, yo pienso que en la vida siempre hay momentos que te enseñan, y que tienes que aprovechar cuando pasan por tu lado, yo sigo creyendo que el pelo crece (aunque no con la rapidez que yo quisiera…), que gente hipócrita hay por todos los rincones, y que por fín mis hijos cogerán sus bonitos gorros de lana para ir al cole… Bueno! Los han cogido, aunque se que en cuanto giran la esquina los meten en la mochila!!!
Una travesura mas? Claro! Una travesura más para intentar entender a nuestros hijos, y aprovechar para volver a ser niños. Por cierto, les pregunte al día siguiente, cuando ya por fín pude emitir sonidos, el por que de su moderno corte de pelo. Y me dijeron, con la mirada baja… que era divertido.
Y digo yo… ¿Y si alguna vez que otra, y sólo de vez en cuando, nosotros los adult@s disfrutáramos del mundo de Peter Pan? Simplemente por ser divertido… Sin la necesidad, claro está, de cambiar nuestro peinado!







[1] Simpático fantasmita, protagonista de una saga de películas con su mismo nombre.
[2] Para entender porque llamo osito a mi hijo pequeño, deberías leer la entrada de un catorce de diciembre, que encontrarás un poco más abajo en este mismo blog. Gracias!


Comentarios

  1. Hola:

    Si te sirve de consuelo el mio si que lo haría. Y ójala se hubiera cortado el pelo (que como tu bien dices, crece) en vez de cortarme las cortinas y la colcha de mi habitación. Mi peque de dos años y medio no lo hizo por diversión, sino para ayudarme, ya que dias antes le dije que tenia que coser un boton de la colcha que se habia caido.
    Besos

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